1 ene 2014

EL CIRRE


Sobre las costumbres antiguas de mis padres, en la celebración de la Nochevieja:

Las Nocheviejas, al igual que las Nochebuenas, en mi familia, tenían unas cosas típicas, que hasta para mí, ya me cuesta recordar.

- Cuando vivían mis padres, siempre teníamos el menú típico de los “pies de cerdo” en Nochevieja. El no concebía un Fin de Año sin pies de cerdo. Algo así como una Nochebuena sin Pepitoria o cabrito.

Después de cenar, con los huesos de los pies de cerdo, que quedaban, más o menos así:
 
Con una navaja de punta, le hacíamos en el centro, un agujero circular que lo atravesaba. Pasábamos dos cuerdas, en forma de lazo de unos veinticinco cmts. cada lazo, y a ese artilugio, le llamábamos un “Cirre”. Cogíamos los lazos con los dedos medios de cada mano, dejando el hueso en el centro y le dábamos vueltas al mismo, de manera que se retorcieran los lazos. Así, cuando estirábamos con fuerza, separando las manos, el hueso giraba rápido hasta que las cuerdas de los lazos quedaban libres de la torsión y continuaba girando por la fuerza de la inercia, volviendo a retorcerlos, pero en el sentido contrario.
Con habilidad, se podía mantener el hueso girando rápidamente en un sentido y el contrario. Con la velocidad que cogía el hueso al girar, se podía escuchar el ruido característico de “siseo” del roce del hueso con el aire. Mi padre decía que, escogiendo un buen hueso y con pericia, le rompían los botones de la camisa a un compañero, sin rozarle la piel del pecho o de la barriga.
¡Eh aquí un juguete, sencillo, divertido, ingenioso y sobre todo, ¡¡Barato!!! La prueba de ecológico, seguro que la pasaría, pero la de seguridad, explicando lo de los botones de los amigos de mi padre, seguro que no la pasaría.

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