18 jul 2011

Los ruidos del bosque.

Los Ruidos del Bosque.
Por Julián Lucena Fuentes.
De mi Diario, en la acampada de Semana Santa en la Vall d’en Bas.

14 de Abril de 1995. “Viernes Santo”
Estamos desde ayer por la tarde, acampados a “Can Planas” a la Vall d’en Bas.
Llegamos a las seis y media de la tarde, con la furgoneta cargada a tope y el remolque de la tienda “Comanche”. ………
……. Esta noche pasada hemos pasado frío, porque durante el día hace calor, pero por las noches caen unas pelonas que es demasiado!!.
Hace un rato, he venido de dar un paseo. He subido solo por el río arriba, que baja poca agua y se puede pasar bastante bien. Como hace calor, por el río se va muy fresquito y además hay unas gorgas de tanto en tanto que son preciosas.
Yendo solo y despacio puedes ver ranas, peces pequeños, libélulas y toda clase de animales en su hábitat natural. En los sitios que el agua está parada, en su superficie se puede ver como una película muy fina de grasa o jabón, fruto de lavar platos, bañarse la gente y otras porquerías que hacemos los que venimos a acampar, como nosotros. Así que los animales estos que viven aquí, en su hábitat natural, deben estar contentísimos de que lleguen estos días de vacaciones para nosotros.
Antes de salir del río, he estado observando un recodo de agua, donde había unas ranas que se han escondido bajo el agua en cuanto me han sentido. Me he sentado en una piedra, a una distancia prudente y he permanecido quieto, sin moverme para ver si salían de nuevo para observarlas mejor. Llevaba mucho rato sin moverme y no salían. Hasta me he puesto la gorra del revés, por si fuera verdad que se pueden engañar, como les decimos a los niños. Nada, ni por esas! Después de un buen rato, una ha sacado la cabeza de entre las piedras, pero no se ha atrevido a salir a pesar de que yo, ni respiraba.
Cuando he salido del río, me he adentrado en el bosque por un camino y cuando llevaba unos diez minutos caminando, he salido del mismo por entre los árboles y me he sentado en un margen de hierba un rato, escuchando los ruidos del bosque y disfrutando de lo que se puede pensar y tratando de entender o imaginar la vida de la cantidad de seres vivos que presentía a mi alrededor. La sensación es maravillosa: Solo se escucha el canto de los pájaros, alguna lagartija huyendo, el ruido de la brisa contra las ramas de los árboles. Cuanto más agudizaba el oído, más ruidos pequeños escuchaba, hasta una araña pequeña que trepaba por una hoja de pino cerca de mi cabeza, me parecía escuchar sus pasos de ocho patas,  ya casi no respiraba para poder oír mejor esos ruidos que yo describiría como el sonido del silencio.
Cuando más ensimismado estaba, sentí los pasos de unas personas a lo lejos. Debía ser alguien que subía por el mismo camino que yo había dejado antes. Eran dos caminantes, que como yo, subían charlando tranquilamente. Dos personas, que como yo, se considerarían ecológicas, amantes de la naturaleza. Yo que estaba en ese momento en otro universo, sus pisadas me parecieron el ruido que debían hacer dos tanques de guerra que venían a arrasar aquel universo en que yo había entrado, tan solo unos minutos. Me levanté mal humorado por tan estúpida interrupción y salí al camino de nuevo, pisando fuerte las hojarascas y ramas secas, eran dos chicos que iban de excursión y al verme me saludaron cortésmente con una sonrisa. Entonces pensé que el ruido de mis pisadas era más molesto incluso que el de aquellos dos chicos.
Ya de regreso, imaginé lo que deben pensar los animales pequeños del bosque, de  los hombres, si es que pueden pensar algo. Desde luego si no pueden pensar, sentir seguro que si sienten. Yo creo que sienten miedo y no es agradable que a uno le tengan miedo. Camino abajo, empecé a pensar, ¿Qué sentirían aquellos animalillos al escuchar una moto, o un 4x4 por una pista forestal, o un grupo de excavadoras abriendo una carretera nueva en un bosque o una selva?.
Ante estos pensamientos, no hay más remedio que cuestionarse ciertos conceptos, como son: ¡Inteligencia-Instinto!, ¡Civilizados-Salvajes!, ¡Personas-Animales!, ¡Cuerdos-Locos!. En este punto, me he acordado del caminante aquel que estuvo unos años dando vueltas entre Sant Feliu, Girona, La Bisbal, Sant Feliu….. ¡Todos decíamos que estaba loco!, claro frente a la idea de ir a Girona en media hora con el Mitsubishi, o a Barcelona en una hora…
Yo creo que no estoy loco, porque prefiero el Mitsubishi, pero después de cuestionar estos conceptos!. ¿Tal vez las cosas no sean lo que parecen?....

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